Reencarnacion en animales o plantas


Así pues, las dos leyes –del Renacimiento y de Causa y Efecto- resuelven en forma razonable todos los problemas de la vida humana conforme el ser humano avanza hacia su próximo estado: el super ser humano. El rumbo que sigue el progreso humano siempre es hacia arriba y hacia adelante, según esta teoría; no como algunos creen, que han confundido la doctrina del Renacimiento con las disparatadas enseñanzas de algunas tribus indias que creen que la persona se reencarna en los animales o vegetales. Eso sería una retrogradación. Ni en la Naturaleza ni en los libros sagrados de la India, se puede encontrar algo que sostenga semejante doctrina. En uno (uno solo) de los libros religiosos indios, se toca ese punto. En el Kathopanishad (capítulo V, vers. 9), se dice: "Algunos hombres, de acuerdo con sus deudas (obras) van a la matriz y los otros al "sthanu". "Sthanu" es una palabra sánscrita que significa "un pilar", y esto ha sido interpretado como que algunos seres humanos, debido a sus pecados, han retrocedido al inmóvil reino vegetal.
Los espíritus encarnan solamente con objeto de adquirir experiencia; para conquistar al mundo; para sobreponerse a su yo inferior y conquistar el dominio de sí mismos. Si comprendemos esto, comprenderemos también que llegará un tiempo en el que no habrá ya más necesidad de renacer, porque se habrán aprendido todas las lecciones. Las enseñanzas del Kathopanishad indican que, en vez de permanecer ligado a la rueda de nacimientos y muertes, el ser humano llegará alguna vez a ese estado inmutable de "Nirvana".
Finalmente, aunque la mayoría de la gente no recuerda sus vidas pasadas, hay algunos que las recuerdan, y todos pueden conocerlas si viven la vida necesaria para obtener ese conocimiento. Esto requiere una gran energía de carácter, porque tal conocimiento implicaría el conocer también el destino inminente que puede estar suspendido sobre nuestras cabezas, negro y siniestro, manifestándose como horrendo desastre. La Naturaleza ha ocultado graciosamente el pasado y el futuro, para no robarnos la paz de la mente, impidiendo la pena anticipada de lo que tuviéramos por delante. Conforme vamos adquiriendo mayor desarrollo, aprendemos a dar la bienvenida a todas las cosas con ecuanimidad, viendo en todo dolor el resultado del mal pasado y sintiéndonos gozosos de haber pagado las obligaciones en que habíamos incurrido, sabiendo que nos queda menos por delante y que el día de la liberación de la rueda de nacimientos y muertes se acerca.

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