Una de las más grandes objeciones
que se le hacen a la doctrina teológica
ortodoxa, tal como se expone, es su completa
y evidente injusticia. De las miríadas
de almas que han sido creadas y que han habitado
este globo desde su principio, aun suponiendo
que ese principio no sea anterior a seis mil
años, el número que se salvaría
es insignificante: "¡ciento cuarenta
y cuatro mil!" El resto está destinado
a ser torturado para siempre. El mal se lleva
normalmente la mejor parte. Y uno puede decir
con Buda: "si Dios permite tales miserias,
no puede ser bueno; y si Él no tiene
el poder de impedirlas, no puede ser Dios".
No hay nada en la Naturaleza análogo
al método de crear un objeto que pueda
ser destruido a continuación. Se dice
que Dios desea que TODOS se salven y que no
le agrada la destrucción de ninguno,
habiendo dado por su salvación a "Su
único Hijo"; y, sin embargo, ese
"glorioso plan de salvación"
falla por su base.
Si un vapor transatlántico, llevando
a bordo a dos mil pasajeros, enviara un cablegrama
diciendo que se está hundiendo en un
banco de arena, ¿se consideraría
un "plan" glorioso de salvación
el que se enviara en su socorro un pequeño
bote capaz de salvar únicamente a dos
o tres personas? Ciertamente que no. Sería
más bien denunciado como "plan
de destrucción" el no enviar la
ayuda necesaria para salvar, por lo menos,
a la mayoría de los pasajeros en peligro.
Pero el plan de salvación de los teólogos
es mucho peor que eso, porque dos o tres sobre
dos mil es una proporción intensamente
mayor que el plan teológico de salvar
únicamente a 144.000 entre todas las
miríadas de almas creadas. Podemos,
pues, desechar también esa teoría
como falsa, porque es irracional. Si Dios
es omnisciente, tendría un plan mejor
y más eficaz. El teólogo dice
que Dios es omnisciente y que la teoría
expuesta es cierta. Pero las enseñanzas
de la Biblia son muy diferentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario